La cirugía percutánea del pie, en inglés M.I.S., es un método quirúrgico que permite realizar intervenciones a través de pequeños portales diseñados sobre sitios anatómicos seguros conocidos, sin exposición amplia de los planos profundos ocasionando un mínimo trauma a los tejidos intervenidos.
Es preciso contar con experiencia en la cirugía abierta así como un amplio dominio de la anatomía local para desarrollar esta técnica ya que se pueden lesionar estructuras nobles durante el procedimiento.
El principio de la técnica y su principal ventaja radica en que los pequeños abordajes minimizan el trauma, no requiere de fijación con tornillos ya que las osteotomías son autoestables (principio de la osteoclasia), y son procedimientos de carácter ambulatorio.
Esta técnica puede realizarse en múltiples trastornos del antepie como así también del retropié tales como las deformidades congénitas o adquiridas, neuroma de Morton o fascitis plantar.
Dentro de las primeras se hallan el hallux valgus, deformidades digitales, trastornos de los sesamoideos, tenotomías, capsulotomías, teno-capsuloplastias, hallux rigidus, etc. En forma individual o combinadas, permitiendo realizar múltiples procedimientos en una sola intervención con mayor tolerancia en el postoperatorio y disminución de los riesgos y las complicaciones como así también los costos.
No obstante esto debemos saber que no toda la cirugía puede ser realizada por vía percutánea, ya que las lesiones del mediopié, los trastornos de posicionamiento congénito del pie (pie bot), y ciertas secuelas quirúrgicas no pueden realizarse por este método.
Dada la precisión que requiere ésta técnica, se exige el empleo de instrumental específico:
Se realiza un control radioscópico al final de la intervención para corroborar el resultado del procedimiento (este paso es opcional, quedando a exclusivo criterio del cirujano).
Con respecto al instrumental utilizado mencionamos la existencia de kits preparados que constan de todos los insumos necesarios para la realización de la cirugía.
El procedimiento, por ser de carácter ambulatorio, requiere de anestesia loco-regional realizada a partir de un bloqueo de las ramas nerviosas correspondientes a nivel del tobillo. En ocasiones, se utiliza una sedación para hacer más tolerable el procedimiento.
Cabe aclarar que se trata de procedimientos mínimamente invasivos pero no cirugías menores por lo que consideramos que se deben tomar todos los recaudos necesarios con el fin de minimizar las complicaciones.
En el prequirúrgico se solicitan los exámenes habituales que constan de un ECG y un laboratorio que nos muestre el status de coagulación, la función renal y el hematocrito.
Se indica la higiene de los pies domiciliaria por 48hs con jabón de Yodo-Povidona.
Se realiza la anestesia en una sala adyacente al quirófano con el fin de realizarla por lo menos 20 minutos antes de preparar al paciente para el procedimiento (de esta forma nos aseguramos una adecuada cobertura).
Bajo la anestesia descripta, y previa asepsia con solución de Yodo-Povidona y colocación de campos quirúrgicos con aislante del antepié (marca 3M, consta con un adaptador de goma aislante el cual es además impermeable) se realizan los procedimientos planificados por abordajes pequeños (habitualmente no superan los 3 mm pero se debe tener en cuenta que existe la posibilidad de convertir la cirugía en abierta ante eventualidades), utilizando el instrumental mencionado.
Habitualmente se trata de realizar la corrección de todas las deformidades en un tiempo por lo que se realizan múltiples abordajes y osteotomías o procedimientos de teno-capsuotomías individuales. Una vez finalizado el procedimiento se realiza un vendaje corrector y se coloca el zapato postoperatorio.
El paciente se retira de la sala quirúrgica caminando.
El vendaje se revisa y cambia a las 72hs momento en el que se solicita una RX para modificar eventuales pérdidas de corrección.
Se repite la curación a los 10 días de la cirugía y se retira para comenzar, a partir de este momento, con las curaciones por parte del paciente y lavados con jabones neutros. A las 3 semanas se retira el zapato postoperatorio y el separados, y se comienza a utilizar una sandalia amplia o zapato recto.
La 4ta curación se realiza a la sexta semana momento en el que deja el paciente las curaciones en forma definitiva y comienza un programa de fisioterápia.
Cabe destacar que con este tipo de procedimientos reducimos o eliminamos la necesidad de internación, los requerimientos de analgésicos potentes, los implantes y los tiempos de recuperación con la consiguiente reducción de los días caídos.
Dr. Oscar A. Franchi
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